Por lo general las personas organizamos nuestro día a día con acciones que repetimos, rutina. Tenemos nuestra hora para levantarnos, para hacer deporte, para comer, nuestro horario laboral. Sin embargo, durante el periodo de vacaciones rompemos con esa rutina, que luego nos resulta difícil volver a retomar.
Puede pensarse que la fugacidad de la vida es una percepción a la que solo se accede con la edad. Aunque, paradójicamente, el paso del tiempo en términos relativos es mucho más rápido en la infancia y en la juventud.