PSICOLOGÍA DEL CONFINAMIENTO. LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

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la luz al final del túnel por psicólogos en Oviedo

Se está hablando mucho estos días de los efectos psicológicos del confinamiento. Una situación novedosa que estamos padeciendo a consecuencia de la crisis del Covid 19 y el Estado de Alarma vigente en España, y otros lugares. Novedosa incluso para los psicólogos. Por eso, además de algunos consejos, nos gustaría abordar el espinoso tema de la psicología del confinamiento. La luz al final del túnel esperamos que se comience a vislumbrar cuanto antes.

Psicología del confinamiento y  efectos de su prolongación

Quizás los psicólogos más preparados para abordar el análisis de una psicología del confinamiento sean aquellos que prestan sus servicios en la Juntas de Tratamiento de los Centros Penitenciarios. Los psicólogos de prisiones. El paralelismo es evidente.

Sin embargo, desde el punto de vista de quienes ejercemos como psicólogos en Oviedo o cualquier otra ciudad de España, creemos que podemos aportar nuestra experiencia y conocimientos en psicología clínica a esta situación. La prolongación de las medidas de confinamiento y la evolución de la crisis no hacen fácil prever un final a corto plazo. Es más hacen más que previsible su prórroga. Lo que, unido al tiempo ya transcurrido, potencia en las personas los efectos psicológicos adversos. Para empezar: el estrés y la angustia.

Combatiendo el estrés del encierro

La sensación de constreñimiento por este estado de reclusión puede generar un estrés individual muy acusado. Y eso se puede traducir en fricciones crecientes en la convivencia familiar o de pareja. Por eso, resulta muy aconsejable desde el punto de vista psicológico buscar válvulas de escape adecuadas. Un ejemplo podría ser programar actividades conjuntas a realizar en familia o en pareja. Los juegos de mesa o la videoconsola – siempre que se juegue en equipo – o ver películas o series juntos pueden servir. O cualquier cosa que se nos ocurra para reforzar los lazos de unión del núcleo familiar o la pareja. También es importante buscar espacios propios o momentos de soledad que nos permitan tomar oxígeno.

Por el contrario, si se vive solo hay que evitar el aislamiento. Pues unido a la incertidumbre y la impotencia pueden ser desencadenantes de una depresión, algo que conocemos muy bien en Vivat Psicólogos. Por eso se aconseja reforzar y potenciar los lazos sociales a distancia. Manteniendo y aumentando los contactos y la comunicación a través del teléfono y la redes sociales.

Superando la angustia de la incertidumbre

A la incertidumbre de cómo puede evolucionar tanto la crisis sanitaria como los ineludibles efectos económicos o incluso sociales sólo se la puede combatir de dos formas. Evitando la sobre-información y fomentando pensamientos positivos que, a ser posible, se traduzcan en acciones. Todos los psicólogos recomiendan reducir la exposición de nuestra mente a los canales de información casi continua que nos rodean.

Es importarte informarse, por supuesto. Pero si permanecemos pendientes en todo momento a las novedades o actualizaciones de datos en tiempo real sobre el Covid 19  generamos unas expectativas que pueden volverse contra nosotros. Podemos caer en la angustia o la ansiedad con facilidad. Porque ambas se encuentran a un sólo paso de la frustración y el temor, tan lógicos en estos días.

Para evitar esta secuencia de emociones negativas, además de darnos un respiro en el seguimiento de noticias, es imprescindible filtrar los datos negativos y compensarlos con los positivos, que los hay. Se trata de buscar un equilibrio.

No obstante, la manera más eficaz para erradicar la angustia o la ansiedad es, precisamente, ayudando a superarla a los demás. Dedicándoles tiempo a los que están con nosotros y manteniendo una vida social activa, aunque sea en la distancia. Así es mucho más fácil. La sensación de estar siendo útil, además, reforzará nuestra autoestima.

Lidiando con el día a día

Las situaciones vitales de confinamiento son muy variables. Es cierto que los psicólogos, siempre tendemos a ponernos en lo peor. Porque es donde se nos suele reclamar.Pero lógicamente no supone lo mismo permanecer en casa la mayor parte del tiempo si dispones de espacios amplios, vistas agradables, jardín o incluso de una finca, que si no es así. Si tienes personas a tu cargo, como hijos pequeños, mayores o discapacitados, por ejemplo, o no. O si tu situación laboral o económica es desahogada o depende de los ingresos de un negocio o empresa obligado a cerrar durante estos días.

Cada circunstancia impone sus desafíos. Para unos el mayor será lidiar con el aburrimiento o con las dificultades del trabajar a distancia, por ejemplo. Para otros sin embargo, la cosa puede complicarse.

Para mantener el equilibrio psicológico lo más recomendable es respetar ciertas rutinas. La continuidad en horarios de sueño y comidas, por ejemplo. Y las rutinas de aseo, higiene y limpieza de la casa. Pues son son un punto de apoyo muy eficaz para nuestro bienestar. Sabemos que el ejercicio físico rutinario es muy aconsejable. Pero también las actividades intelectuales de evasión que requieren cierto esfuerzo o concentración como escuchar música o leer. Todo en su justo equilibrio, pues siempre hay tareas de la casa que hacer. Aún así  es conveniente reservar un momento para la relajación personal, que puede ser, incluso, el momento de ir a tirar la basura. Tampoco debe uno imponerse una disciplina espartana. Ser flexible con uno mismo nos facilitará la superación de un día a día en el que ya nos vemos suficientemente constreñidos.

La luz al final del túnel

La esperanza es un sentimiento o una emoción humana muy eficaz en momentos de crisis personal o colectiva. Si la fe mueve montañas, la esperanza es lo que nos permite conservar la serenidad y buscar soluciones en los momentos más comprometidos. Estamos ante una situación inédita y su evolución encierra aún bastantes incógnitas. Precisamente por eso no tiene mayor sentido aferrarse a la angustia o los malos presagios. Por muchos nubarrones que se agolpen en el horizonte, más allá hay un cielo azul que indudablemente nos está esperando.

Puede ser cuestión de tiempo, pero todo pasará. Si nos dejamos llevar por la desesperanza o el desánimo sólo estaríamos añadiendo más sufrimiento a algo que aún no ha llegado. Y que, probablemente, no llegará nunca. Ante la prolongación de la incertidumbre y el miedo, como psicólogos sólo podemos aconsejar comportarnos como hace un corredor de fondo. Mantener a cada zancada la vista abajo, centrándonos en cada paso que damos. Y, de vez en cuando, levantar la vista para fijarla sólo en el horizonte que nos hemos propuesto alcanzar como meta. Y, mientras tanto, tratar de olvidarnos del cansancio.

Si, pese a haber leído lo anterior, consideras que necesitas atención psicológica a distancia, como psicólogos en Oviedo podemos ofrecerte nuestra ayuda.  Ponte en contacto con nosotros, y te brindaremos nuestro apoyo en la medida de nuestras posibilidades.