Todos, aun sin ser psicólogos, sabemos que la adolescencia es una edad que nos hace vulnerables. Una etapa de cambios y de formación de la personalidad, que supone un tránsito a veces traumático de la infancia a la edad adulta.
Por supuesto. La prevención del suicidio es posible, aunque no siempre se llegue a tiempo, desgraciadamente. E incluso, a veces, eso no basta. De lo que no cabe duda es de que se pueden minimizar los espeluznantes datos que las estadísticas de suicidios en España arrojan hasta la fecha.