COMBATIR BROTES PSICÓTICOS: EL PAPEL DE LA FAMILIA

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El papel de la familia para combatir los brotes psicóticos y su agravación es algo cada día más reconocido. Un estudio demuestra ahora su carácter fundamental para prevenir recaídas en aquellas personas que han sufrido episodios de estas caracterísitcas. Una correcta intervención familiar hace disminuir el riesgo de sufrir un nuevo brote en más del 58 %. Algo avalado por la experiencia de psicólogos y psiquiatras y que venimos observando en nuestra práctica diaria como psicólogos en Oviedo al encontrarnos con este tipo de cuadros.

¿Cómo se han obtenido esas evidencias?

Una investigación pionera llevada cabo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Jaén, ha utilizado el metaanálisis para llegar a estas conclusiones, analizando en profundidad y relacionando un gran volúmen de datos estadísticos relacionados con el tratamiento de estos episodios de psicosis.

De lo relevante de sus resultados para la psicología y el tratamiento de las enfermedades mentales en general habla un hecho meritorio. Sus conclusiones han sido publicadas en una de las revistas científicas de mayor relevancia como es el Schizophrenia Bulletin de Oxford Academic. En ellas se pone de manifiesto el papel activo que el núcleo familiar puede llevar a cabo en el ejercicio de acciones psicoterapéuticas en casos de padecimiento primario de brotes psicóticos. Y la efectividad demostrada en reducir la sintomatología y evitar recaídas.

¿En qué puede ayudar la familia a un pariente con brotes psicóticos?

El papel de la intervención familiar se revela más efectivo entre aquellas personas que han padecdo un primer brote psicótico, mitigando las posiblidades de que se reproduzca y puede resumirse en:

1. Ser consciente de su importancia y mantener la predisposición a ayudar

La familia no debe inhibirse y confiar el tratamiento a recursos exclusivamente farmacológicos. Debe saber que tienen mucho que decir y que hacer en esas situaciones, si bien dentro de un marco preciso definido por los psicólogos y los profesionales de la salud mental.

2. Conservar la unidad de criterio

Ofrecer un frente unido contra la enfermedad y sus manifestaciones reforzará la posción de la familia como actor en la sanación y evitará la desorientación parte del paciente que ha sufrido un brote psicótico. Marcando así pautas positivas que contribuyan a percibir su curación como posible.

3. Entrenarse en psicoeducación

Recibir una instrucción adecuada desde el punto de vista psicológico en aspectos como la evolución esperada de la enfermedad o modos de gestionar el estrés producido, es muy importante. El entrenamiento también debe centrarse en estrategias para conservar al máximo un ambiente de armonía y equilibrio en lo posible así como en detectar posibles signos de recaída.

4. Vigilar y no abandonar el tratamiento farmacológico indicado

No se trata de que la familia pueda obrar milagros. Pero sí coadyuvar en la eficacia de los tratamientos con fármacos destinados a evitar los brotes psicóticos. De hecho, la familia debe velar para que el paciente se someta al tratamiento durante el tiempo indicado y evitar el consumo por éste de sustancias de riesgo como el alcohol o los estupefacientes.

Pero la familia no lo es todo

También le corresponde al círculo familiar evitar el triunfalismo o el exceso de confianza cuando el tiempo transcurre sin que se reproduzcan los brotes. Pues deben permanecer alerta ante eventuales síntomas de una reproducción del episodio, conforme a las pautas que les haya facilitado el psicoterapeuta. Es una posibilidad que no debe olvidarse.

En definitiva, una adecuada intervención familiar y un cócter ajustado de psicofármacos pueden contribuir a la eficacia del tratamiento de este tipo de padedimientos.

Así y todo, puesto que los brotes psicóticos suelen manifestarse por primera vez en la adolescencia y primera juventud, el papel de los familiares más cercanos a este tipo de enfermos, se revela como fundamental. Su nivel de confianza con el paciente, su entrega y predisposición a ayudar son activos que el psicólogo, el psicoterapeuta o el psiquiatra no deben desaprovechar. Y más ahora que ha quedado demostrada la eficacia de su intervención con datos objeticos.

Desde el punto de vista de la psicología para adultos, es algo que en Vivat psicólogos en Oviedo tenemos muy presente.