PREPARADOS PARA PERDONAR

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Psicólogos en Oviedo.

Hoy, desde Vivat Psicólogos Oviedo queremos ocuparnos del papel del olvido y la eficacia del perdón como instrumento de superación de algunos problemas emocionales.

Cualquier psicólogo es sabedor de que en la conformación de nuestra personalidad pueden jugar un papel muy importante ciertas experiencias negativas, susceptibles de dejar huellas profundas. Sin llegar a la categoría de sucesos traumáticos, los agravios o las ofensas recibidas, o simplemente los perjuicios que nos pueden llegar a causar los demás, desencadenan unas reacciones emocionales que pueden resultar poco beneficiosas para nuestro bienestar y equilibrio psicológico.

Una conflicto familiar, una infidelidad, o el daño causado por mero accidente por un conductor distraído, pueden generarnos diversos grados de dolor, y no es extraño que resulten objeto de tratamiento en la consulta de un psicólogo.

Algunos de esos actos o sucesos hirientes pueden ser fruto de la negligencia, de un cúmulo de circunstancias, o de la mala voluntad. Y para todos ellos existen diversos grados de perdón, entendido como la aceptación y superación de lo sucedido y el reconocimiento racional de los diversos grados de responsabilidad de las personas implicadas.

A este respecto, y en el plano sociológico, resulta esclarecedor – y no poco controvertido – el libro “Elogio del Olvido” de David Rieff, antiguo corresponsal de guerra, acostumbrado a los peores horrores causados por el hombre, en cuanto critica el uso del recuerdo como obligación moral y su efecto paralizador.

Desde el punto de vista psicológico, el rencor, el odio, o simplemente la rememoración recurrente de actos o sucesos lesivos, pueden parecer involuntarios o emanaciones incontroladas de nuestro subconsciente, pero también es posible desecharlas deliberadamente, afirmar nuestra voluntad de liberarnos del pasado y orientar nuestras emociones decididamente hacia el futuro, en definitiva, aprender a pensar.

En Vivat Psicólogos Oviedo, recomendamos la conveniencia de reconciliarnos con nuestro pasado para construir sobre él nuestro futuro. No se trata de negar lo merecedoras de reproche que puedan ser algunas conductas de los demás, sino de no permitir que hechos ya pasados sigan causando más daño.

Por eso, nos gusta comprobar que la capacidad de perdonar parece estar inscrita en nuestro cerebro, a juzgar por un interesante estudio realizado por la Escuela Internacional Superior de Estudios Avanzados de Trieste en Italia, que parece haber localizado el área de materia gris directamente involucrada en los procesos mentales que nos impulsan a perdonar a aquellos que nos han ocasionado algún perjuicio en algún momento.

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